domingo, 15 de noviembre de 2015

Escogidos por Dios R.C. Sproul


“Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Ro. 8:29,30).
Este pasaje tan bien conocido de Romanos ha sido llamado la "Cadena de Oro de la Salvación". Notamos una especie de orden aquí que comienza con la presciencia de Dios y continúa hasta la glorificación del creyente. Es crucial para la idea de la presciencia que en este texto la presciencia de Dios venga antes de la predestinación de Dios.
Siento un gran aprecio por la idea de la presciencia en cuanto a la predestinación. En tiempos la sostuve antes de rendirme a la idea reformada. Pero abandoné esta idea por varias razones. Entre éstas no es la menos importante el haber llegado al convencimiento de que la idea de la presciencia no es tanto una explicación de la doctrina bíblica de la predestinación como una negación de la doctrina bíblica. No incluye todo el consejo de Dios en el asunto.
Quizá la mayor debilidad de la idea de la presciencia es el texto citado como su mayor fuerza. Tras un análisis más minucioso, el pasaje de Romanos citado anteriormente viene a ser un grave problema para la idea de la presciencia. Por un lado, los que apelan al mismo para apoyar la idea de la presciencia encuentran demasiado poco. Esto es, el pasaje enseña menos de lo que los defensores de la presciencia quisieran que enseñase y, sin embargo, enseña más de lo que ellos quisieran que enseñase.
¿Cómo puede ser esto? En primer lugar, la conclusión de que la predestinación de Dios está determinada por la presciencia de Dios no se enseña en el pasaje. Pablo no sale diciendo que Dios escoge a la gente sobre la base de su conocimiento previo de las elecciones de ellos. Esa idea ni se afirma ni se implica en el texto. Lo único que el texto declara es que Dios predestina a los que conoce antes. Nadie disputa en este debate que Dios tiene presciencia. Aun Dios no podría escoger a personas de las cuales nada supiera. Antes de poder escoger a Jacob, tuvo que tener alguna idea en su mente acerca de Jacob. Pero el texto no enseña que Dios escogió a Jacob sobre la base de la elección que hizo Jacob.



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lunes, 2 de noviembre de 2015

EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO

por R. C. Sproul


"¿Has recibido el bautismo del Espíritu Santo?" 

A cualquier persona hoy en día que se convierta en cristiano tarde o temprano se le hará esta pregunta. Esta pregunta la suelen formular los cristianos carismáticos, muy entusiastas de sus experiencias con el Espíritu Santo.

Una doctrina que en un tiempo estaba confinada a las Iglesias Pentecostales y a las Asambleas de Dios, se ha convertido ahora de vital importancia para un número muy extendido de creyentes. El movimiento neo-Pentecostal ha alcanzado a casi todas las denominaciones cristianas. Un sentimiento de excitación y de renovación espiritual suele acompañársete descubrimiento fresco de la presencia y el poder del Espíritu Santo en la iglesia.

El neo-Pentecostalismo ha buscado definir la doctrina del bautismo del Espíritu Santo basándose en las experiencias de las personas. Esta doctrina ha sido motivo de mucha controversia.

Por lo general, si bien no siempre, el cristiano carismático considera que el bautismo del Espíritu Santo es una segunda obra de gracia, distinta y subsiguiente a la regeneración y la conversión. Es una obra del Espíritu Santo que esta disponible para todos los cristianos, pero que no todos los cristianos toman posesión de ella. Los carismáticos están divididos entre sí sobre el tema de si el hablar en lenguas es una señal o manifestación necesaria del "bautismo".

Los Pentecostales señalan que en el libro de Hechos los creyentes (que obviamente ya habían experimentado la obra de regeneración del Espíritu con anterioridad a Pentecostés) fueron llenos del Espíritu Santo y hablaron en lenguas. Este modelo bíblico, que incluye el transcurso del tiempo entre la conversión y el bautismo del Espíritu, es visto como normativo para todas las edades.

Los Pentecostales están en lo cierto cuando distinguen entre la regeneración del Espíritu Santo y el bautismo del Espíritu Santo. La regeneración se refiere al Espíritu Santo otorgándole al creyente una nueva vida -resucitando a la vida a alguien que estaba muerto en el pecado. El bautismo del Espíritu Santo se refiere a Dios dotando a su pueblo del poder para el ministerio.

Si bien la diferencia entre la regeneración y el bautismo del Espíritu Santo es legítima, el hacer que el transcurso del tiempo entre ambos sea normativo para todas las edades no es válido. El modelo normal, desde el tiempo de los apóstoles, ha sido que los cristianos recibieran el poder del Espíritu Santo de manera concomitante con la regeneración. No es necesario que los creyentes busquen un bautismo específico a una segunda obra del Espíritu, subsiguiente a su conversión. Todos los cristianos están, en mayor o menor grado, llenos del Espíritu -dependiendo de cuanto de sí han rendido al Espíritu.

Otro problema relacionado con la doctrina pentecostal es que nos brinda una visión inadecuada de Pentecostés. Pentecostés representa la divisoria de las aguas en la historia del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, solo un grupo muy selecto de creyentes habían recibido los dones de Dios para el ministerio (véase Números 11). Este modelo se modificó en Pentecostés. En Pentecostés todos los creyentes presentes (quienes eran todos judíos) recibieron el bautismo. De manera similar, recibieron e! bautismo del Espíritu cuando e! Espíritu también se derramó en los convertidos en Samaria (Hechos 8), los creyentes en la casa de Camelia (Hechos 10), y los discípulos gentiles de Juan en Éfeso (Hechos 19).

Los primeros creyentes no pensaban que los samaritanos, los temerosos de Dios, y los discípulos gentiles de Juan podían ser cristianos. Por eso, el bautismo del Espíritu Santo sirvió como confirmación de su calidad de miembros dentro de la iglesia. Como cada uno de estos grupos había experimentado el bautismo del Espíritu Santo de la misma manera que lo habían experimentado los judíos en Pentecostés, no había forma de rechazar su inclusión en la iglesia. Pedro mismo tuvo esta experiencia personalmente. Cuando Pedro vio que el Espíritu Santo había venido sobre los gentiles temerosos de Dios que estaban en la casa de Camelia, concluyó que no había ningún motivo para mantenerlos alejados de la plena comunión en la iglesia. Pedro dijo: "¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?" (Hechos -10:47).

Los episodios del bautismo del Espíritu Santo subsiguientes a Pentecostés deben ser entendidos como una prolongación de Pentecostés por medio de la cual todo el cuerpo de Cristo tiene el don del ministerio. En la iglesia del Nuevo Testamento no todos los creyentes hablaban en lenguas, pero todos los cristianos tenían el don del Espíritu Santo. Se había cumplido así con la profecía de Joel (Hech 2:16-21).

Resumen

l. El bautismo del Espíritu Santo es una obra específica en la cual el Espíritu dota a los creyentes con los dones para el ministerio.
2. En Hechos, el Espíritu Santo es derramado en cuatro grupos (los judíos, los samaritanos, los temerosos de Dios, y los gentiles), indicando así que todos están incluidos en la iglesia del Nuevo Pacto.
3. Pentecostés cumple la profecía del Antiguo Testamento que dice que el Espíritu sería derramado sobre todos los creyentes y no estaría restricto a unos pocos.

Pasajes bíblicos para la reflexión

1 Cor. 12

LAS GRANDES DOCTRINAS DE LA BIBLIA
por R. C. Sproul
Traductora: Marcela Robaína