jueves, 31 de marzo de 2016

¿Qué cree usted cuando dice: “Perdónanos nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”?



¿Es usted sincero con Dios y para con usted mismo en esta petición?

¿Ora realmente a su Padre celestial, que lo anhela cada día?

¿Necesita usted con ansiedad de ese perdón que le da su Padre a quien se dirige?

¿O talvez son solo unas palabras repetitivas ordenadas a usted por alguien?

¿Que es lo que realmente significa esta petición?

Es la quinta petición o plegaria que se hace a Dios en la oración del Padre Nuestro. En la quinta petición, reconociendo que nosotros y todos los demás somos culpables tanto del pecado original como del actual y por lo mismo deudores a la justicia de Dios, y que ni nosotros ni las otras criaturas pueden dar la más mínima satisfacción por esta deuda: pedimos para nosotros y para los demás, que Dios por su libre gracia, quiera, por la obediencia y satisfacción de Cristo asegurada y aplicada por la fe, libertarnos tanto de la culpa como del castigo del pecado, nos acepte en su Amado, continúe en su gracia y favor para con nosotros, perdone nuestras caídas diarias, y nos llene de paz y gozo, al darnos diariamente más y más seguridad de perdón, a lo que somos más alentados a pedir, y animados a esperar, cuando tenemos el testimonio en nosotros de que hemos perdonado de corazón a los demás sus ofensas.

Mire en su biblia estos pasajes donde le explica esta petición tan importante que usted y yo hacemos a Dios cada día.
Mateo 6.14, 15: «Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas».

Romanos. 3.9.22: «¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia».

Mateo 18.24-25: «Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda».

 Romanos. 3.24-26: «…siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús».

Efesios 1.6-7: «Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia».

Oseas. 14.2: «Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien; y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios».

Jeremías 14.7: «Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado».

Romanos 15.13: «Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano».

Salmos 51.7;10,12: «Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría. Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente».[1]

Espero que le haya ayudado para sus oraciones diarias.  Solo Cristo-Sola Fide- Sola Gracia- Sola Escritura- Solo a Dios la Gloria. Amen.


Richard Torres




[1] Cat. Mayor Westminster 1647 / Cat. Heidelberg. 1563


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martes, 29 de marzo de 2016

No juzguéis, para que no seáis juzgados.


(Mateo: Capítulo 7, versículo 1)

En mis estudios de seminario me indican hacer ensayos y tesis, mejor es para mi presentarlos al estilo sermones por la dinámica y por escrito. Este versículo es tal vez uno de los mas utilizados y mal entendidos por “no creyentes y creyentes” o tal vez es el único versículo que todos saben que esta en la biblia, dejan de lado Juan 3:16… "Porque de tal manera amo Dios al mundo que entrego a su único hijo…" pero éste si saben que está ahí, por que cada vez que la iglesia hace un comentario acerca de una practica de una conducta pecaminosa de cierto sector de la población, alguien sale y dice… “Hey se supone que no nos deben juzgar” “la biblia dice no juzguéis”, entonces esa es la fuente de confusión y malentendido sobre este versículo, nos preguntamos ¿que quiso decir Jesús en esta parte del sermón en el monte?.

Antes de eso preguntémonos ¿que no quiso decir él?. El no nos quiso decir que nos quedemos sin diferenciar lo bueno de lo malo, él no nos quiere decir que consintamos con la gente que practica el pecado o la perversión, es mas, un requerimiento imprescindible de tener una mente que discierna estas cosas, desarrollar y aumentar una habilidad intelectual para el efecto de apartarnos de lo erróneo es debe ser una constante en la vida cristiana. La biblia es clara desde las primeras paginas de libro de Génesis hasta las ultimas paginas del libro de Apocalipsis en el hecho de discernir lo bueno de lo malo, a diferenciar lo correcto de lo incorrecto, a ser maduros y sabios a la hora de hacer una elección sobre todas cosas, a tener cuidado sobre aspectos familiares personales a vivir conforme a lo saludable y al crecimiento en conocimiento y practica de hábitos correctos.

Es importante saber que hacer cuando recibimos un mandato de Dios; En este caso se puede percibir a simple vista cuatro puntos, A B C D, miremos;

A) ¿Cual es el mandato?: El mandato es claro, un “No” es frenarse y detenerse en su totalidad en hacer un juicio condenatorio, emitir un juicio absoluto de los demás, solamente basado en ver solo unas pequeñas cosas externas. Y si usted cree que por ser creyente Dios ya le juzgó y tiene la libertad de juzgar a otros está en un error, eso es torcer las Escrituras a nuestra soberbia, puesto que la biblia todavía dice “No juzguéis”.

B) ¿Que requiere?: Requiere algo de usted, Cristo sabiendo que somos propensos a eso, nos prohíbe hacerlo, requiere de nosotros el quitarnos… así como dice en versículos siguientes… “saca primero la viga de tu propio ojo”, el hecho de ser juiciosos, el hecho de juzgar con juicios condenatorios, somos tan débiles en ver las pequeñas imperfecciones en los demás y esa es la viga que nos ciega en ver los mas grandes errores en nosotros mismos, esa es la viga que él nos requiere quitar primero. Claro esta, que habla de una ceguera espiritual, no una física.

C) ¿Que prohíbe?: La actitud juiciosa e hipercrítica, dar por hecho algo que no sabemos con certeza, “seguramente es así luego”, una actitud de “ser contrera” el tener para cada cosa un “pero…” el tener cada situación un “no me gusta”, un “no esta bien”, eso expone el hecho de que algo (por mas pequeño que sea) no se esta haciendo como “YO quiero” que a su vez deja en evidencia nuestro egoísmo, el tener una actitud despreciativa hacia los demás, mirando cada error en su persona. Acaso Dios miro alguna imperfección en usted y no lo perdono?

D) ¿Que enseña?: Todo mandamiento deja una enseñanza, los que fuimos salvados por la sangre de Cristo, sabemos que la libertad que él nos da, es la libertad de amar la Ley y deleitarnos en ella, por ejemplo en el sexto mandamiento dice; “No matarás” en Éxodo capitulo 20 versículo 13, nos prohíbe matar, y nos enseña a cuidar la vida, la vida es buena cuídala…!. Un mandamiento nos prohíbe, manda, frena e impide hacer algo, y a la vez nos da la libertad de dar algo bueno.

La enseñanza que nos deja además de prohibirnos el juzgar, es; dar algo, dar un juicio de caridad un juicio de amor al semejante, dar algo bueno de nosotros mismos, dar el beneficio de la duda hacia alguien que esta en falta y tenemos que aceptar que todos solemos hacer eso, dar este beneficio de la duda o el beneficio de caridad/amor hacia alguien todos experimentamos eso, pero, tristemente la persona a quien dimos ese beneficio de la duda ese juicio de caridad fue a nosotros mismos antes que a los demás.

Versículos después Jesús nos esta diciendo que; “traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”, si queremos que los demas nos den el beneficio de la duda cuando nosotros estemos en falta, nosotros debemos estar dispuestos a dar el beneficio de la duda a nuestro semejante. “Con la medida con que medís se os medirá” Dios es un Dios generoso a la medida que damos, él nos da, a la medida que perdonamos, él nos perdona, a la medida que damos juicios de caridad, el nos da juicios de caridad. Cuando no teníamos como pagar por nuestras culpas, Él nos perdono, acaso hubo otro mas caritativo que Jesús?. Cristo es su modelo a seguir? Si usted quiere ser como Jesús, debe amar lo que el ama y odiar lo que él odia. Amen.

Richard Torres

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sábado, 12 de marzo de 2016

Las Doctrinas de la Gracia


1.) DEPRAVACIÓN TOTAL. La doctrina de la corrupción total aparece en la confesión de Westminster de la manera siguiente: “Por este pecado nuestros primeros padres cayeron de su rectitud original y perdieron la comunión con Dios, y por tanto quedaron muertos en el pecado y totalmente corrompidos en todas las facultades y partes del alma y del cuerpo”. (CFW VI.II)
“Siendo ellos la raíz del género humano, la culpa de este pecado le fue imputada, y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida se transmitieron a la posterioridad que desciende de ellos según la generación ordinaria”. (CFW VI.III)
En el alcance y los efectos del pecado original San Pablo, Agustín y Calvino toman como punto de partida el hecho de que toda la humanidad pecó en Adán y que todos los hombres son “inexcusables” (Ro. 2:1).
Pablo recalca una y otra vez que estamos muertos (Efe. 2:12). Podemos notar en este versículo el énfasis quíntuple que hace el apóstol colocando frase sobre frase para acentuar dicha verdad ¿Puede un muerto decidir volver a la vida? La respuesta es NO. Solamente podría volver a la vida si Cristo le resucitara, de modo que la decisión no queda nunca en las manos del muerto sino en Dios que le da la vida a quien quiere. La doctrina de la corrupción total declara que todos los hombres son malos desde la caída, carecen de libre albedrío para escoger algún bien espiritual y son esclavos del pecado (Jn 8.32-33). El ser humano, por naturaleza, es incapaz de amar a Dios y ama las tinieblas (Jn 3.19). Pablo relata muy bien la situación del ser humano después de la caída diciendo: 1) Nadie es justo; 2) No comprenden; 3) No buscan a Dios; 4) Todos son inútiles, etc. (Ro 3.10-18). El ser humano está totalmente incapacitado para acercarse a Dios o escoger su salvación. Aún así, el hombre no regenerado puede, debido a la gracia común, amar a sus familiares, ser buen ciudadano, donar un millón de euros para un hospital, pero no puede dar ni un simple vaso de agua fría a un discípulo en el nombre de Jesús. Un hombre si fuere borracho, puede que logre abstenerse de la bebida por alguna razón; pero jamás podrá hacerlo por amor a Dios. Pruebas Bíblicas: 1 Cor. 2:14, Gen. 2:17, Rom. 5:12, 2 Cor. 1:9, Efe. 2:1-3; 12, Jer. 13:23, Sal. 51:5, Jn. 3:5, Ro. 3:10-12.
2.) ELECCIÓN INCONDICIONAL. La doctrina de la elección ha de considerarse sólo como una aplicación particular de la doctrina general de la predestinación en tanto se relaciona con la salvación de los pecadores. La confesión de Westminster presenta la doctrina de la siguiente manera: “Por el decreto de Dios, para la manifestación de su propia gloria, algunos hombres y ángeles son predestinados a vida eterna, y otros preordenados están designados particularmente inalterablemente, y su número están cierto y definido que ni se puede aumentar ni disminuir”. (CFW III.II-III)
Es importante entender con claridad esta doctrina de la elección divina, ya que nuestro concepto de dicha doctrina determinará nuestro concepto de Dios, del hombre, del mundo, y de la redención. Calvino dice “Jamás nos convenceremos como debiéramos de que nuestra salvación procede y mana de la fuente de la misericordia gratuita de Dios, mientras no hayamos comprendido su elección eterna, pues ella, por comparación, nos ilustra la gracia de Dios”.
La primera pregunta que debemos formularnos es, ¿Hallamos esta doctrina en las Escrituras?
Consideremos lo que dice San Pablo en Ef. 4:5. También es bueno considerar la cadena de oro con sus cinco eslabones; a)conocidos, b)predestinados, c)llamados, d)justificados, e)glorificados (Ro. 8:29.30.) Podemos considerar esta elección bajo diferentes aspectos (ver Cm P. 7 y 8):
a) Una elección individual. Las Escrituras presentan la elección como algo que ocurre en el pasado sin consideración a méritos personales, y totalmente soberano. (Ro. 9:11,12; Jn. 15:16; Ro. 5:6,8; 1Rey. 19:18).
b) Una elección nacional. Dios escoge a algunas naciones para que reciban mayores bendiciones espirituales y temporales que otras. Esta forma de elección ha sido bien ilustrada en la nación Judía, en ciertas naciones europeas y de América. A través del Antiguo Testamento se afirma que los judíos eran un pueblo escogido (Am. 3:2; Sal. 147:20; Deut. 7:6)
c) Una elección para los medios externos de gracias. Nacer en un hogar cristiano donde se escucha y lee el Evangelio. Nadie puede escoger el lugar de su nacimiento.
d) Una elección en cuanto las vocaciones. Dios nos concede los talentos especiales que nos capacitan para ser estadista, o médico, o abogado, o agricultor, o músico, ser inteligente, o los dones de belleza, etc. La elección también incluye a los ángeles, pues de ellos son partes de la creación de Dios y están bajo su gobierno. Algunos son Santos, otros pecaminosos. (1 Tim. 5:21; Mar. 8:38: 2 Ped. 2:4: Mt. 25:41).
3.) LA EXPIACIÓN LIMITADA. La pregunta que tenemos que discutir es ¿Ofreció Cristo su vida como sacrificio por toda la humanidad, sin distinción o excepción o la ofreció solamente por los elegidos?
Los reformadores sostenían que según la intención y el plan de Dios, Cristo murió por los elegidos únicamente. La confesión de Fe Westminster dice concerniente a esta doctrina: “…Por tanto, los que son elegidos, habiendo caído en Adán son redimidos por Cristo, y en debido tiempo eficazmente llamados a la fe en Cristo por el Espíritu Santo; son justificados, adoptados, santificados, y guardados por su poder, por medio de la fe, para salvación. Nadie más será redimido por Cristo eficazmente llamado, justificado, adoptado, santificado y salvado, sino solamente los elegidos”. (CFW III.VI).
Esta doctrina no significa que se puede limitar el valor o el poder de la expiación que Cristo hizo. El valor de la expiación depende de la dignidad de la persona que la hizo, Jesucristo el Hijo de Dios. Es importante hacer esta declaración: El reformado limita la expiación al decir que ésta no es aplicada a todas las personas sino a los elegidos, el arminiano la limita al decir que aunque fue hecha por toda la humanidad solamente el que cree es salvo. Esta forma de pensamiento hace creer que la sangre de Cristo se derramó inútilmente por aquellos que le rechazaron.
Las Escrituras afirman que Cristo fue un rescate por sus elegidos. Cristo también enseñó que los elegidos y los redimidos eran las mismas personas (Jn. 10:14,15; 15:13; 17:6,9,10; Ef. 5:25). Cristo murió por hombres como Pablo y Juan, no por hombres como Faraón y Judas, quienes eran cabras o lobos pero no ovejas. En Génesis leemos que Dios “puso enemistad” entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente. En Gal. 3:16 Pablo usa el término “simiente” y lo aplica a Cristo como individuo, dándonos a entender que la simiente de la mujer es el pueblo de Dios elegido. De igual manera puede notarse que la simiente de la serpiente son esa porción de la raza humana no elegida por Dios. Prestemos atención a las palabras del señor Jesús en Jn. 6:70; 8:44. Y las de Pablo, Hech. 13:10.
4.) LA GRACIA IRRESISTIBLE. EL LLAMAMIENTO EFICAZ La confesión de Westminster presenta la doctrina de la gracia eficaz de la siguiente manera: “A todos a quienes Dios ha predestinado para vida, y a ellos solamente, la agrada en su tiempo señalado y aceptado, llamar eficazmente por su palabra y Espíritu fuera del estado de pecado y muerte en que están por naturaleza, a la gracia y salvación por Jesucristo, iluminando espiritual y salvadoramente su entendimiento, a fin de que comprendan las cosas de Dios; quitándoles el corazón de piedra y dándoles uno de carne, renovando sus voluntades y por su potencia todopoderosa, induciéndoles hacia aquello que es bueno, y trayéndoles eficazmente a Jesucristo; de tal manera que ellos vienen con absoluta libertad, habiendo recibido por la gracia de Dios la voluntad de hacerlo” (CFW X.I).
Pero surge la pregunta ¿Por qué uno se salva y otro se pierde? ¿Por qué razón unos se arrepienten y creen, mientras que otros, con los mismos privilegios externos no se arrepienten? El reformado sostiene que es Dios quien causa la diferencia. El arminiano, atribuye la diferencia a los hombres mismos. Las Escrituras enseñan que el hombre en su estado natural está totalmente muerto en su pecado, y que Dios por su gracia nos resucita (Ef. 2:1,4-6; Jn. 5:24; Col. 2:13; Tit. 3:5; 1 Ped. 2:9; II Cor. 5:17; Ez. 11:19). La regeneración y el llamamiento eficaz, no viola la libertad del hombre. Dios tampoco trata al hombre como si fuese una piedra o un pedazo de madera. Dios ilumina la mente y cambia todos los conceptos erróneos que el pecador abriga sobre Dios sobre sí mismo, y sobre el pecado. La persona regenerada comienza a ser guiada por nuevos motivos y deseos, y cosas que antes odiaba, ahora ama y desea. Este cambio no acontece por ninguna compulsión externa, sino debido a un nuevo principio de vida creado en el alma y que busca lo que le satisface.
5.) LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS La doctrina de la perseverancia de los santos aparece en la confesión Westminster de la manera siguiente: “A quienes Dios ha aceptado en su amado, y que han sido eficazmente llamados y santificados por su Espíritu, no pueden caer ni total ni definitivamente del estado de gracia, sino que ciertamente han de perseverar en él hasta el fin, y serán salvados eternamente. (Fil. 1:6; 2 Ped. 1:10; Jn. 10:28,29; 1 Jn. 3:9)(CFW XVII.I).
Esta perseverancia no depende del propio libre albedrío del hombre, sino de la inmutabilidad del decreto, que fluye del amor gratuito e inmutable de Dios Padre (2 Tim. 2.18,19; Jer. 31:3) de la eficacia del mérito y de la intercesión de Jesucristo (Heb. 10:10,14; 13:20,21; 7:25; 9:12-15; Jn. 17:11,24; Rom. 8:33-39) y de la morada del Espíritu (Jn. 14:16,17: 1 Jn. 2:27; 3:9). Si Dios ha escogido incondicionalmente a ciertas personas para vida eterna, y si su Espíritu aplica eficazmente a éstas los beneficios de la redención, entonces la conclusión es, que estas personas serán eternamente salvas. La perseverancia no depende de nuestras buenas obras sino de la gracia de Dios. Pablo enseña que los creyentes no están bajo la ley sino bajo la gracia y por esto no pueden ser condenados por haber violado la ley (Rom. 6:14; 7:4,8; 4:15; Gal. 5:3). La doctrina de la perseverancia, no significa que el creyente no pueda caer en pecado, el mejor de lo creyentes aun puede caer en pecado. (2 Cor. 4:7; Rom. 7:19-25) En cuanto a los supuestos creyentes que se apartan de la fe definitivamente, demuestran que nunca han sido hijos de Dios. La cizaña nunca fue trigo y otros en lugar de recibir vestidos nuevos solo pusieron remiendos nuevos a sus vestidos viejos. (Mat. 13:38; 2 Cor. 11:14; Mt. 24:24; Rom. 9:6,7; 1 Jn. 2:9; Apc. 2:9).

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